Funciona igual de bien para casi todo el mundo, aunque aquí podemos encontrar dos tipos de personas:
Personas tipo 1: Un pequeño grupo de personas considera fría la terapia online y prefiere el trato tête à tête. Les cuesta algo más adaptarse y las primeras sesiones se les hacen raras, pero generalmente en un par de días se acostumbran y se encuentran cómodas.
Personas tipo 2: Hay un grupo que incluso prefiere la terapia online. Y es que ir a una consulta por primera vez a veces nos genera cierta ansiedad, porque vamos a hablar de temas íntimos, con una persona que no conocemos, en un espacio que no es el nuestro ni nos es familiar. Por eso prefieren la terapia online, porque estar en un espacio familiar (generalmente su casa) les ayuda a tener cierta sensación de control y sentirse más tranquilas.
Además (palabras de uno de nuestros pacientes) es una gozada poder hacer la videoconferencia en pantalón de pijama.
En conclusión: depende de las preferencias personales, pero en esencia, la terapia online funciona de forma muy parecida a la presencial, no habiendo casi diferencias.