La familia es, por lo general, el grupo más importante al que pertenecemos a lo largo de nuestra vida. Influye enormemente en nuestra psicología y nuestro desarrollo y condiciona nuestra comunicación, nuestras relaciones y percepción del mundo.
Un contexto tan rico y complejo requiere de cuidado, reparación y mantenimiento. Del mismo modo, es frecuente que surjan discrepancias, fricciones o problemas que haya que gestionar y en los que toda la familia juega un papel. Ahí es donde entra la terapia familiar, como garante del funcionamiento familiar, facilitadora y “desatascadora” de situaciones.
¿CÓMO FUNCIONA LA TERAPIA FAMILIAR?
A diferencia de la terapia individual, en la que trabajamos con un único paciente, la terapia familiar es una forma de intervención psicológica que tiene como objetivo trabajar con los miembros de una familia, o personas muy significativas para la misma.
En resumen, la terapia familiar es para vosotros si:
– Tenéis discusiones, peleas y/o malentendidos constantes.
– Problemas de comunicación.
– Existe distancia en la familia o se quieren trabajar los lazos familiares.
– Cambios importantes en el seno familiar como nacimientos, segundos matrimonios, cambios de vivienda, adopciones…
– La familia atraviesa algún tipo de crisis, como por ejemplo una adicción, un fallecimiento, una enfermedad grave.
– Hay en la familia adolescentes o niños con problemas de conducta.
– Problemas para expresar la orientación sexual o la identidad sexual.
En la terapia familiar se intenta trabajar con al menos dos miembros de la familia para poder tener una perspectiva amplia de la situación y los patrones de la familia.
“La terapia familiar es garante del funcionamiento familiar, facilitadora y “desatascadora” de situaciones problemáticas.”
